Lumbalgia: causas, síntomas y terapias

El término “lumbalgia” está compuesto por dos palabras: lombo y algia. La primera deriva del latín lumbus, que hace indica los músculos que están situados en ambos lados de la columna vertebral. La segunda palabra deriva del término griego algos que significa dolor.

Hoy en día, la lumbalgia también suele denominarse dolor de espalda, para indicar un dolor que afecta a la zona lumbar de la columna vertebral. Si el dolor se localiza en la parte superior de la espalda, hablamos de dorsalgia, mientras que si el dolor afecta a la zona inferior, hablamos de sacroilitis. Concretamente, el término lumbalgia se refiere a una sintomatología dolorosa localizada en la región posterior del tronco y lumbociática, a un dolor que incluye la región lumbar y las regiones de las ramas del nervio ciático (ciática).

Existen dos tipos principales de dolor de espalda (o lumbalgia), veamos cuáles son.

Diferencia entre lumbalgia aguda y lumbalgia crónica

La lumbalgia se distingue en:

  • Lumbalgia aguda si tiene una duración inferior a las 6 semanas. Está causada por un movimiento brusco, un sobreesfuerzo o una lesión muscular que provoca un dolor intenso. Esta forma aguda muy común de dolor de espalda, que afecta a la zona lumbar, también se conoce como lumbago. En este caso, no hay que alarmarse demasiado porque la lumbalgia aguda no implica ningún daño particular ni permanente. Sin embargo, es importante hacer una anamnesis de la aparición del dolor para conocer bien la situación sanitaria de cada uno y saber si existen otros factores que influyan en el dolor. Este análisis es importante para descartar casos de lumbalgia crónica.
  • Lumbalgia subaguda si tiene una duración que está comprendida entre las 6 y las 12 semanas.
  • Lumbalgia crónica cuando el dolor de espalda se prolonga durante más de 12 semanas sin interrupción. En este caso, a la lesión principal se añaden otras complicaciones, que pueden estar relacionadas con el sistema nervioso, la ansiedad, la salud general (operaciones u otras enfermedades en curso) o incluso el estrés. Es necesario realizar exámenes específicos para identificar la naturaleza del problema. Por este motivo, la lumbalgia crónica también se clasifica en:
    • lumbalgia crónica inespecífica si no es atribuible a una causa conocida;
    • lumbalgia crónica específica si puede atribuirse a patologías de la columna vertebral (como traumatismos, neoplasias, infecciones, enfermedades inflamatorias, espondiloartritis, enfermedad discal degenerativa);
    • radiculopatía.

Dolor de espalda: el diagnóstico

La lumbalgia es una afección compleja y multifactorial.

El médico de cabecera es el responsable de realizar el cuadro clínico inicial, que requiere una cuidadosa evaluación diagnóstica para luego identificar el tratamiento terapéutico-rehabilitador más adecuado.

Para clasificar la lumbalgia en una categoría precisa, el médico basa su diagnóstico no sólo en una entrevista meticulosa con el paciente, sino también en un análisis clínico en profundidad y en exámenes complementarios.

El médico también realiza pequeñas pruebas físicas para saber si el dolor es nociceptivo o neuropático y, de consecuencia, evalúa una terapia acorde con el tipo de dolor.

En caso de posibles infecciones, inflamación, tumores, enfermedades pélvicas o abdominales y fracturas, el médico prescribe la realización de un examen radiológico de rayos X. Sin embargo, no es seguro que si surge algo sea la causa de la lumbalgia. Por esta razón, siempre es esencial tener en cuenta el historial clínico del paciente.

¿A quién dirigirse?

Una vez identificada la causa de la lumbalgia, el médico puede derivar al paciente a un especialista. Por lo general puede tratarse de un fisioterapeuta, un traumatólogo o un neurólogo. Pero también un cirujano, en caso de que necesite evaluar la necesidad de una intervención. El médico de cabecera es, por tanto, el primer coordinador del tratamiento, que debe llevarse a cabo de forma oportuna y eficaz, para que el paciente pueda ser seguido y orientado hacia el tratamiento terapéutico más adecuado, evitando actuar en solitario. Por eso se recomienda siempre consultar al propio médico si se padece lumbalgia.

Los síntomas de la lumbalgia

La lumbalgia es ya por sí misma un síntoma y no una patología, ya que se entiende como una situación dolorosa localizada en la región posterior del tronco.

La mayoría de las personas identifican la lumbalgia como un dolor de espalda lumbar genérico, es decir, un dolor en la región posterior del tronco. En cambio, la lumbociática representa un dolor que afecta a la región lumbar y a las zonas de distribución de las ramas del nervio ciático (ciática).

Lombalgia acuta

En la mayoría de las personas que presentan dolor lumbar no es posible identificar la fuente nociceptiva específica, por lo que los afectados se clasifican como pacientes con lumbalgia inespecífica. Existen algunas causas graves de lumbalgia (como consecuencia de tumores, fracturas vertebrales, trastornos infecciosos e inflamatorios como la espondiloartritis axial) que requieren una identificación y un tratamiento específico de la afección, pero representan un pequeño porcentaje de los casos.

En realidad, la lumbalgia se puede clasificar según el tipo de dolor percibido, que puede ser agudo o crónico.

  1. Dolor agudo en la espalda

El dolor de espalda agudo, localizado y no extendido a las piernas, casi siempre está causado por un esguince o una contractura muscular.

Suele producirse inmediatamente después de levantar pesos o realizar movimientos incorrectos con la espalda.

Como ya se ha mencionado, la lumbalgia aguda puede durar hasta un máximo de 6 semanas.

  1. Dolor crónico o lumbalgia crónica

Si el dolor persiste durante muchas semanas (o incluso meses), puede hablarse de lumbalgia crónica.

A diferencia de la lumbalgia aguda, las causas del dolor crónico pueden ser diversas.
Los más comunes son la obesidad, el embarazo y las malas posturas (la lumbalgia puede estar asociada a la escoliosis y la hipercifosis). En los adultos, otra causa muy frecuente es la presencia de una hernia discal.

En una minoría de casos, la lumbalgia crónica puede estar causada por una forma de artrosis o una metástasis ósea.

La lumbalgia puede ser un síntoma de osteomielitis vertebral o de fractura vertebral por compresión. Un factor adicional puede ser la presencia de una radiculopatía que puede ser consecuencia de cambios degenerativos en las vértebras, protrusiones discales u otras causas. Por último, puede ser un síntoma de estenosis espinal o de espondilitis anquilosante.

A diferencia de la lumbalgia aguda, en la que el dolor se alivia con reposo, el dolor crónico debe investigarse para comprender su causa. Por este motivo, si el dolor persiste durante más de seis semanas, se recomienda volver a ponerse en contacto con el médico.

Dolor de espalda, ¿Qué zonas afecta más?

Es importante distinguir cuando el síntoma se localiza en la región dorsal o en la región lumbar de la espalda.

De hecho, el dolor de espalda afecta el área entre la columna vertebral y los omóplatos, pero no la parte inferior de la espalda. Puede deberse a una postura incorrecta, lesiones de los discos vertebrales o patologías como la pleuresía o el neumotórax. En los casos crónicos, otras causas pueden ser la escoliosis, la osteoporosis y la artrosis de la columna vertebral.

Lumbalgia: causas

Las causas del dolor de espalda pueden ser muchas y muy diferentes entre ellas. La mayoría están relacionados con malas posturas y movimientos torpes que provocan distensiones musculares, contracturas o esguinces.

Además, pueden distinguirse en causas de naturaleza mecánica y no mecánica:

  • Mecánica: degeneración discal y facetaria, patologías musculares (por ejemplo, síndrome de dolor miofascial), dolor discogénico con o sin síntomas radiculares, radiculopatía por pinzamiento estructural, dolor por traumatismo vertebral, fracturas vertebrales, espondilosis con o sin estenosis del canal espinal, micro y macro inestabilidad de la columna vertebral.
  • No mecánica: síndromes neurológicos, mielopatías, diabetes, tumores, polineuropatías (agudas, subagudas, crónicas), mononeuropatías, miopatías, síndromes distónicos, patologías sistémicas, neoplasias, infecciones (óseas, epidurales, discales), espondiloartropatías inflamatorias patologías óseas metabólicas, patologías vasculares, dolores referidos, patologías viscerales (pancreatitis, colecistitis y nefritis), patologías cardiorespiratorias, trastornos costales/abdominales, aneurisma aórtico torácico/abdominal, patologías de cadera.
Lombalgia sintomi

Las terapias recomendadas para la lumbalgia

Los remedios que deben tomarse en consideración son muchos y dependen del tipo de lumbalgia. También en este caso, la principal diferencia se encuentra entre la lumbalgia aguda y la crónica.

Todos los tratamientos terapéuticos tienen como objetivo aliviar los síntomas en el paciente  o prevenir posibles interferencias con el proceso de curación.

Los remedios para la lumbalgia aguda o subaguda incluyen la terapia farmacológica (AINE -antiinflamatorios no esteroideos-, relajantes musculares, opiáceos), la fisioterapia, el masaje manual, la manipulación vertebral o la aplicación de compresas calientes.

En caso de lumbalgia crónica, también se administra tratamiento farmacológico: AINE, opiáceos y antidepresivos. Es lógico que el tratamiento farmacológico siempre debe ser prescrito por el médico tratante basándose en el historial clínico del paciente.

El tratamiento en caso de dolor crónico también incluye fisioterapia, terapia terapía de psicología conductual, fisioterapia instrumental, gestión de comorbilidades (presencia simultánea de varias patologías diferentes en el mismo individuo) y consulta algológica especializada.

Cuando sea necesario, también se recomienda educar al paciente en la corrección del estilo de vida y la dieta: dejar de fumar, practicar actividad física y bajar de peso.

Solo en el caso de que la terapia conservadora no lleve a ningún resultado se toma en consideración la cirugía.

Magnetoterapia y lumbalgia

El uso de aparatos de magnetoterapia es muy útil para disminuir el dolor y la inflamación. Los aparatos LaMagneto, LaMagneto Pro y LaMagneto X son perfectos para tratar la lumbalgia. Gracias al programa específico preestablecido permite realizar la terapia de forma autónoma en unos sencillos pasos. Además, para una mayor comodidad de la terapia, se puede añadir la esterilla TAP2000 u Osteomat para tratar la espalda con total relajación, mientras se está sentado o durmiendo.

El uso de campos electromagnéticos pulsados (terapia PEMF) también es adecuado para la terapia de mantenimiento o preventiva cuando empiezan a aparecer los primeros síntomas dolorosos. De hecho, los PEMF penetran en la membrana celular y restablecen el buen funcionamiento de las células, favoreciendo el intercambio de nutrientes y sustancias nocivas. Por este motivo, la magnetoterapia se convierte en una ayuda considerable debido a sus efectos antiálgicos y vasodilatadores que permiten aliviar el dolor y la inflamación.

Contrariamente a lo que podría pensarse, durante el periodo de recuperación es necesario esforzarse por reincorporarse rápidamente al trabajo y a las tareas domésticas para volver a llevar una vida normal. También hay que reducir el reposo en cama y acostumbrar y educar al cuerpo a una postura correcta durante el día.

Ejercicios para la lumbalgia

Los ejercicios para el dolor de espalda no sólo son útiles como terapia, sino también en la prevención de la lumbalgia.

Por eso, si crees que tus actividades diarias en el trabajo o cuando practicas algún deporte pueden acarrearte consecuencias desagradables, hay ejercicios sencillos que puedes hacer con tranquilidad en casa para prevenir el dolor. En estos casos, sin embargo, te recomendamos que hables con tu fisioterapeuta sobre qué ejercicios son los mejores para tu persona y cómo realizarlos correctamente. La correcta ejecución del ejercicio es fundamental para prevenir el dolor y no empeorar la situación.

Como hemos visto, la magnetoterapia es un excelente aliado contra el dolor lumbar. Si buscas un aparato que se adapte a tus necesidades, estás en el lugar adecuado. Disponemos de una amplia gama de aparatos de magnetoterapia de baja frecuencia y alta intensidad.

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