Beneficios del entrenamiento con electroestimulación

El uso de la electroestimulación comporta diferentes beneficios, que sumados entre ellos, producen un efecto genérico sorprendente.

A continuación se citan los beneficios que se obtienen al utilizar un electroestimulador:

1) En primer lugar, un electroestimulador puede utilizarse en cualquier momento de la jornada, al mismo tiempo que cualquier otra actividad. El consecuente ahorro de tiempo representa una gran ventaja para un atleta. Permite dedicar más tiempo a mejorar otros aspectos de su entrenamiento, como el trabajo técnico y táctico.

2) La electroestimulación aumenta la fuerza del grupo muscular interesado y la masa muscular. Ambos resultados pueden lograrse trabajando con frecuencias altas, sometiendo al músculo a una sobreestimulación. Aumentando la intensidad hasta el nivel máximo de tolerancia se reclutan más fibras musculares para el trabajo muscular requerido y se obtiene una hipertrofia.

3) Con el entrenamiento de tipo isométrico el riesgo de lesión de los huesos, a los ligamentos y a los tendones es mínimo, o incluso nulo. El músculo es un tejido muy resistente, capaz de soportar sobrecargas de trabajo incluso durante mucho tiempo, sin lesionarse. Este es el motivo por el que un trabajo concentrado solamente en el músculo, sin intervenir en las articulaciones, tendones y ligamentos, no pone en riesgo a estos últimos y concentra los esfuerzos en mejorar la fuerza y la resistencia. Además, al mejorar el tono, la masa y la resistencia de los músculos, estos se expondrán menos a accidentes durante la actividad física.

Profundizamos el concepto de entrenamiento isométrico: es aquel tipo de ejercicio donde la longitud del músculo y el ángulo articular no cambian, a pesar de la fuerza de concentración aumente considerablemente. La articulación interesada en la contracción no se mueve pero el músculo trabaja: es muy útil cuando se desea trabajar sobre músculos cuya articulación ha sufrido un daño (son situaciones muy frecuentes las lesiones del menisco y del ligamento cruzado).

4) El entrenamiento con el electroestimulador permite a la musculatura reforzarse y permite aumentr con el paso del tiempo la carga de trabajo y la intensidad de la estimulación sin advertir dolor. De esta forma se produce una adaptación del esfuerzo que reduce las fatigas musculares.

Un pequeño secreto para aumentar la intensidad sin sentir dolor: cuando inicia la contracción inducida por el electroestimulación, se puede realizar una contracción voluntaria del músculo. Esto aumenta la actividad propioceptiva y reduce la sensación de paso del impulso eléctrico en el músculo: ¡máximo confort y mejores resultados!

¿Qué es la actividad proprioceptiva?

Podemos definirla el sexto sentido de los músculos, pero también la memoria de los músculos. Es la capacidad que tienen los músculos de reconocer la posición en el espacio y dar «equilibrio» al cuerpo. La propriocepción se entrena: el impulso eléctrico que parte del músculo y llega al cerebro aumenta la propia «potencia informativa» si es acompañado por una contracción voluntaria del músculo. Después del ejercicio, el cerebro aprenderá más rápidamente a comprometer aquellas fibras musculares electroestimuladas.

5) La fatiga cardiovascular disminuye. Muchos atletas desean mejorar su resistencia aeróbica sin que la pared cardíaca aumente de espesor. El entrenamiento diario de la fuerza hace desarrollar la pared cardíaca y hace representar un límite para los atletas que apuntan a una mejora aeróbica. Corredores y ciclistas han demostrado que un aumento del trabajo con pesos en el gimnasio produce una hipertrofia de la pared cardíaca y una disminución, aunque sea mínima, del flujo sanguíneo. Evidentemente se trata de un efecto no deseado por los atletas que se dedican al deporte de resistencia. Con la electroestimulación se obtienen altas cargas de trabajo e importantes adaptaciones de la fuerza muscular pero con un esfuerzo cardiovascular casi nulo.

6) La capilarización y la vascularización mejoran. Está científicamente demostrado que la estimulación eléctrica a baja frecuencia aumenta el flujo sanguíneo en la zona interesada (D. J. Warwick, A. Shaikh, S. Gadola, M. Stokes, P. Worsley, D. Bain, A. T. Tucker, S. D. Gadola, Bone Joint Res 2013; 2:179–85). Además está comprobado que la adaptación fisiológica es permanente, obteniendo como consecuencia la mejora de la respuesta muscular, sea en relación con las fibras rojas que con aquellas blancas.

Además de estos beneficios, existen otras ventajas menores como:

  • La mejoría de la elasticidad muscular
  • La reducción del dolor
  • La reducción de las fases de recuperación y reposo
  • La reducción de los tiempos de cura de una lesión
  • La disminución del riesgo de lesiones, fatiga física y psicológica

Los beneficios descritos deberían ser suficientes para motivar a deportistas y preparadores físicos que nunca hayan usado un electroestimulador a probar esta tecnología e introducirla en sus programas de entrenamiento.

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