Osteoporosis: qué es, síntomas, tratamiento

La osteoporosis es una enfermedad ósea sistémica y autoinmune. Se caracteriza por una reducción de la masa ósea y una alteración de la microarquitectura del tejido óseo.
Esta enfermedad genera una rarefacción ósea progresiva y una desmineralización del hueso, también conocida como descalcificación.

Esto se debe a una reducción de la cantidad de calcio y otros minerales en los huesos del esqueleto.

En pocas palabras, la falta de calcio hace que los huesos se debiliten y se vuelvan más propensos a las fracturas. Estas fracturas no están necesariamente causadas por un traumatismo, sino que también pueden depender de otras razones, como un estado de estrés.

La osteoporosis puede afectar a todos los huesos del esqueleto, de hombres y mujeres de todas las edades. Cuando afecta a todo el esqueleto, se denomina osteoporosis difusa.

Otras veces, sin embargo, la enfermedad se localiza en zonas más concretas del cuerpo. En este caso, las formas más comunes son la osteoporosis del fémur, la osteoporosis lumbar, la osteoporosis de las manos, la osteoporosis de las caderas y también la osteoporosis de la columna vertebral.

¿A qué edad comienza la osteoporosis?

La osteoporosis más común se produce después de la menopausia, cuando los niveles de estrógenos, que protegen los huesos, disminuyen drásticamente. Este aumento del riesgo de fracturas (sobre todo en vértebras, fémur, muñeca, húmero y tobillo) puede producirse incluso con traumatismos menores.

Aproximadamente el 40% de la población sufre una fractura de fémur, vértebra o muñeca a lo largo de su vida, sobre todo después de los 65 años.

Osteoporosis juvenil

La osteoporosis juvenil se refiere a las formas de osteoporosis que se producen durante la infancia y la adolescencia. Puede estar causada por mutaciones genéticas que alteran el tejido conectivo del hueso o por una actividad anormal de los osteoblastos. Otras causas son la leucemia, la inmovilización prolongada, las enfermedades crónicas o el consumo de determinados fármacos. Cuando no hay una causa identificable, se denomina osteoporosis idiopática juvenil.

Síntomas de la osteoporosis

Los síntomas de la osteoporosis no se manifiestan inmediatamente. Los primeros dolores se sienten cuando la enfermedad ya ha empezado a debilitar los huesos.

Por lo general, estos dolores se producen por fractura o colapso de las vértebras, pero también pueden deberse a fractura de muñeca, fémur u otros huesos.

Los síntomas pueden presentarse en diferentes situaciones dependiendo de la forma de osteoporosis.

En el caso de la osteoporosis lumbar y la osteoporosis de cadera, los síntomas iniciales pueden aparecer tras permanecer mucho tiempo de pie y desaparecer al acostarse, sobre todo al dormir por la noche.
Además, en la osteoporosis de cadera, fémur y columna vertebral, a veces los síntomas sólo se perciben tras una fractura de cadera, fémur o vértebra.

En el caso de la osteoporosis de las manos, los síntomas no deben confundirse con los de la artrosis. En efecto, la artrosis es una enfermedad que no afecta a los huesos, sino a las articulaciones.

¿Dónde se manifiesta la osteoporosis?

La osteoporosis es una enfermedad que puede permanecer silenciosa durante años, manifestándose a menudo por primera vez con una fractura, vertebral o no vertebral. Las fracturas vertebrales son las más frecuentes, sobre todo en las mujeres menopáusicas.
Otras partes del cuerpo afectadas principalmente por la osteoporosis son el hombro, la cadera, la muñeca y el tobillo.

Diferencia entre osteopenia y osteoporosis

La diferencia entre osteopenia y osteoporosis se basa en la densidad mineral ósea (DMO). Para el diagnóstico se utiliza la puntuación T, un parámetro que compara la densidad ósea del paciente con la de un adulto sano de 30 años. Una puntuación T entre -1 y -2,5 indica osteopenia, mientras que un valor inferior a -2,5 indica osteoporosis. La osteopenia es una afección en la que los huesos están debilitados, lo que aumenta el riesgo de fracturas, mientras que la osteoporosis es una afección más grave con huesos porosos y quebradizos.

Osteoporosis: las causas

Las causas de la osteoporosis son muchas y variadas.
Los factores de riesgo pueden reducirse en cierta medida, pero algunos de ellos, como la edad, el sexo, el origen étnico o los antecedentes familiares, no pueden controlarse.

Las mujeres, por ejemplo, la padecen mucho más que los hombres. Esta diferencia es especialmente notable al comienzo de la menopausia. Durante este periodo, se reduce la producción de estrógenos, lo que contribuye a la disminución de la masa ósea.

En cambio, los factores de riesgo que pueden controlarse, si no eliminarse, incluyen:
● abuso de alcohol
● café
● salas
● suplementos de fibra

Un estilo de vida sedentario y una dieta carente de calcio, proteínas y vitamina D también pueden impedir el crecimiento óptimo del esqueleto y aumentar la probabilidad de padecer osteoporosis. De hecho, la carencia de calcio y vitamina D provoca la descalcificación de los huesos.

Por último, otro factor de riesgo a tener en cuenta es haber sufrido fracturas por fragilidad en el pasado.

Exámenes y diagnóstico de la osteoporosis

El diagnóstico instrumental es crucial en el tratamiento de la osteoporosis. Incluye diversos exámenes, como radiografías, densitometría ósea (DXA), ultrasonografía ósea y resonancia magnética, que ayudan a diagnosticar la enfermedad, seguirla a lo largo del tiempo y realizar investigaciones.

El examen de referencia es la densitometría ósea, también conocida como MOC, o «mineralometría ósea computerizada».

La osteoporosis puede ser diagnosticada por un especialista médico, normalmente un traumatólogo, mediante una densitometría ósea (MOC). Hoy en día, la MOC se realiza mediante una técnica de absorciometría de rayos X también llamada DEXA.

El MOC puede identificar o confirmar un diagnóstico de osteoporosis, determinar el riesgo de futuras fracturas y controlar los efectos del tratamiento. Sin embargo, el seguimiento sólo es posible si se realiza a intervalos regulares.

También pueden ser útiles otras pruebas: los análisis de sangre, por ejemplo, están destinados a determinar valores como la calcemia, que indica el contenido de calcio en la sangre.

Los rayos X son útiles para detectar fracturas en las zonas más afectadas, como la columna vertebral y el fémur. Por último, la absorbimetría mide la densidad ósea y puede controlar la gravedad de la enfermedad a través de los cambios en la estatura del paciente.

Osteoporosis y prevención

Podemos dividir la prevención de la osteoporosis en 3 fases: primaria, secundaria y terciaria.
La prevención primaria es fundamental. Para evitar la pérdida de masa ósea, es importante mantener un estilo de vida activo con una actividad física moderada, seguir una dieta rica en calcio y proteínas, y limitar el consumo de alcohol y tabaco. También hay que prestar especial atención a las mujeres embarazadas y menopáusicas; en el primer caso deben aumentar la ingesta de calcio, después de la menopausia, en cambio, se recomienda la suplementación con vitamina D, esencial para la absorción del calcio.
La prevención secundaria se centra en el diagnóstico precoz mediante herramientas como la densitometría ósea, mientras que la prevención terciaria se ocupa de quienes ya han sufrido fracturas, para evitar daños mayores.

Cómo curar la osteoporosis

Pero, ¿cuáles son los posibles tratamientos para la osteoporosis?

Aunque no es posible curarla definitivamente, seguir una dieta sana y equilibrada es la primera cura para la osteoporosis. La dieta debe incluir un aporte importante de calcio y vitamina D y ser rica en frutas y verduras. También debe ir acompañada de un estilo de vida saludable.
Dejar de fumar y reducir al mínimo el consumo de alcohol es una de las condiciones más importantes en el tratamiento de la osteoporosis, mientras que el ejercicio es especialmente importante en la prevención, sobre todo cuando se realiza al aire libre.

En la menopausia, el tratamiento de la osteoporosis se basa en el uso de estrógenos naturales para prevenir la pérdida ósea. Para otras formas de osteoporosis, el tratamiento tiene como objetivo resolver la causa subyacente.

Si el médico lo prescribe, es posible una terapia con bifosfonatos, que pueden reducir la resorción ósea.
Como alternativa, se pueden tomar fármacos que estimulen la formación de tejido óseo, como los que incluyen calcio, vitamina D y antiestrógenos como el raloxifeno, que aumentan la densidad ósea, reduciendo las fracturas. El tratamiento farmacológico suele combinarse con suplementos de vitamina D y calcio para optimizar los resultados.

Magnetoterapia y osteoporosis

En lo que respecta a la fisioterapia instrumental, la magnetoterapia es especialmente adecuada para tratar los tejidos duros, la calcificación ósea retardada y, por tanto, también la osteoporosis.

Como se ha mencionado, se trata de una enfermedad sistémica, es decir, que afecta a todo el sistema esquelético de nuestro organismo.

Por lo tanto, es útil disponer de un tratamiento que permita tratar simultáneamente todas las zonas afectadas por la enfermedad, dejando al paciente cómodo durante las varias horas de tratamiento recomendadas. Para estos tratamientos de cuerpo entero, lo ideal es utilizar un aplicador como el Osteomat que proporciona una superficie cómoda sobre la que tumbarse durante la terapia nocturna.

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Esto es posible gracias a los productos electromédicos certificados que llevan la marca CE seguida del número del organismo notificado, que acredita que el producto cumple las Directivas europeas sobre productos sanitarios. Esto, unido a la solidez del fabricante, garantiza un tratamiento seguro y sencillo en la comodidad del hogar.

Antes de iniciar el tratamiento, se recomienda siempre consultar al médico y obtener una receta.

¿Con qué frecuencia debe utilizarse la magnetoterapia para tratar la osteoporosis?

En general, la magnetoterapia requiere tiempos de tratamiento de medios a largos, como demuestran los estudios clínicos recogidos en la literatura científica. Suelen recomendarse ciclos de 45-90 días con sesiones de al menos 3 horas al día, a menos que el médico proporcione indicaciones diferentes. En caso necesario, el tratamiento puede repetirse varias veces al año para afecciones como la artrosis, la artritis, el dolor articular y la osteoporosis.

Si te preguntas qué parámetros debes configurar para tu tratamiento, ¡no te preocupes! Nuestros aparatos de magnetoterapia cuentan con programas preestablecidos basados en estudios clínicos, por lo que iniciar la terapia será realmente sencillo y directo, ¡sólo tendrás que hacer un par de clics!

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