Electroestimulación muscular: efectos y tipos de frecuencia

La electroestimulación muscular es una técnica que, mediante un estímulo eléctrico inducido, activa el músculo.
Como consecuencia de este tipo de estimulación, el músculo sufre un efecto de reclutamiento que es capaz de desencadenar procesos de entrenamiento, mecánicos y metabólicos, de las fibras musculares, de manera similar a los que se obtienen a través de los sistemas de entrenamiento tradicionales.
La diferencia entre un entrenamiento tradicional y la electroestimulación muscular radica en que esta última activa el músculo sin la intervención, y por lo tanto el control, del Sistema Nervioso Central.

Los entrenamientos tradicionales varían mucho según la disciplina. Por ejemplo, los entrenamientos para la preparación de un maratón o una competición de esquí requieren ejercicios y actividades muy diferentes, no solo desde el punto de vista técnico sino también físico. Específicamente, el entrenamiento para mejorar una actividad de larga duración, como el maratón, se centrará en la resistencia, mientras que, para optimizar el manejo de los esquís, se realizarán ejercicios principalmente para el aumento de la fuerza.

El mismo principio es válido para el electroestimulador muscular.
Para entrenar diferentes fibras musculares, dependiendo de las características de los diferentes grupos musculares y disciplinas deportivas, se deben utilizar diferentes programas. Se deben elegir programas adecuados para entrenar las fibras lentas para practicar deportes de resistencia, como las carreras largas a pie o en bicicleta, o programas específicos para las fibras rápidas, en el caso de deportes en los que se requiere la explosividad, como el salto, el voleibol o el tenis.
En el uso de un electroestimulador, es importante conocer los diferentes rangos de frecuencia y los efectos generados: frecuencias diferentes producen resultados diferentes.

Fibras lentas y fibras rápidas: ¿qué son?

Los músculos no son estructuras homogéneas; en su interior hay fibras que tienen diferentes características contráctiles.

Las fibras lentas, también llamadas rojas por la gran densidad de capilares que las distinguen, son fibras caracterizadas por una alta resistencia, pero con una fuerza y potencia limitadas. Son capaces de contraerse a baja intensidad durante largos períodos de tiempo, promoviendo así una buena resistencia a la fatiga muscular. En consecuencia, están implicadas principalmente en las actividades de resistencia, que requieren esfuerzos motores prolongados e intensos. Se encuentran principalmente en los músculos posturales y en los grupos musculares implicados en movimientos lentos y repetitivos.

En cambio, las fibras rápidas, blancas por la escasa densidad de capilares que las rodean, tienen capacidades de resistencia muy limitadas, mientras que son capaces de desarrollar altos valores de fuerza máxima y potencia. Participan principalmente en esfuerzos intensos y de corta duración. Los músculos, combinando de forma totalmente automática la intervención de diferentes fibras musculares, son capaces de optimizar su rendimiento en función de las actividades que se deben realizar.

Las fibras musculares mixtas muestran características intermedias entre las fibras lentas y las fibras rápidas. Estas fibras son capaces de contracciones rápidas, aunque en menor medida que las fibras lentas, pero presentan tiempos de fatiga más prolongados y una mayor capacidad de recuperación.

Frecuencias Hz y efectos en los músculos

Para optimizar el entrenamiento inducido por la electroestimulación, es necesaria la combinación de frecuencias específicas a las que responden las diferentes fibras musculares y de programas que optimicen su efecto de entrenamiento específico.

Veamos ahora cuáles son los principales rangos de frecuencia de estimulación, medidos en hercios (Hz), y qué efectos pueden tener en los músculos de nuestro cuerpo.

Entre 2 Hz y 4 Hz se obtiene un efecto relajante en el grupo muscular en el que se actúa. En caso de fatiga en la zona, la acción relajante muscular induce una reducción del tono muscular, reduciendo la sensación de fatiga o dolor y mejorando la microcirculación y la recuperación de la fatiga después de una actividad física. Además, se drena el exceso de toxinas y líquidos.
Con una frecuencia de 4 Hz, el cuerpo produce encefalinas, que elevan el umbral del dolor. De esta manera, se interrumpe el círculo vicioso en el que el dolor genera una contractura, lo que produce más dolor.

Entre 2 Hz y 8 Hz se obtiene un aumento importante de la producción de endorfinas. Además, aumenta la intensidad y, en el caso de que los electrodos estén bien colocados, también se puede obtener un efecto de masaje en el grupo muscular afectado. De esta manera, no solo aumenta el umbral de percepción del dolor, sino que también se obtienen efectos positivos como: un efecto relajante intenso en la zona, una mejora de la circulación sanguínea local y de la oxigenación de los tejidos y una disminución de metabolitos tóxicos.

Entre 8 Hz y 18 Hz se obtiene un gran aumento de la circulación local, con efectos como: disminución de los catabolitos, oxigenación de los tejidos y efecto de masaje.

Entre 18 Hz y 40 Hz se activan especialmente las fibras lentas. Este tipo de estimulación es equivalente al trabajo muscular de la carrera continua de intensidad media, mediante la cual se puede mejorar la capacidad aeróbica local, realizando un trabajo sin ninguna deuda de oxígeno.

Entre 40 Hz y 60 Hz se produce un efecto en las fibras lentas intermedias y en algunas fibras rápidas. La carga de trabajo y la resistencia muscular son mayores, mientras que mejora la vascularización periférica como efecto del entrenamiento muscular.

Entre 60 Hz y 80 Hz se activan también las fibras intermedias. El trabajo se centra en la fuerza; el objetivo es el aumento de la fuerza y del tono muscular.

Entre 80 Hz y 120 Hz trabajan intensamente las fibras rápidas. Con este trabajo se pueden mejorar los parámetros de fuerza máxima y velocidad. La combinación de la fuerza máxima y de la velocidad permite un aumento de la expresión de potencia. La unión de estos dos parámetros a través de la electroestimulación evita la fatiga neurológica durante las sesiones de estimulación, una situación imposible de lograr durante los entrenamientos tradicionales que tienen como objetivo aumentar la potencia.

Entrenamiento con estimulación muscular: qué supone

El entrenamiento con un estimulador muscular implica la estimulación muscular mediante el uso de un impulso eléctrico externo y controlado, dirigido a nivel de las placas motrices de los músculos en los que se actúa.

Erróneamente, la tarea de estimular cierto tipo de fibra se asigna solo a la frecuencia de estimulación: lenta, rápida o explosiva.
La realidad es un poco más compleja: la frecuencia representa el elemento principal para definir la acción específica a nivel de las fibras lentas, intermedias y rápidas, mientras que la combinación de los tiempos de trabajo y de pausa representa el «paquete» que compone los diferentes programas y que induce el efecto de entrenamiento deseado.

Un programa de estimulación muscular contiene una combinación de parámetros específicos que miran al alcanzar el objetivo de entrenamiento establecido:

● Frecuencia
● Rampa de subida y de bajada de la intensidad
● Relación entre periodo de estimulación y de reposo
● Duración total del programa

Por ejemplo, un programa para el entrenamiento de la fuerza resistente, además de la frecuencia adecuada, tiene una relación entre el tiempo de contracción y de reposo de aproximadamente 1 a 1, mientras que un programa para el aumento de la potencia, además de tener una frecuencia mucho más elevada, tiene una relación entre el tiempo de contracción y de reposo de aproximadamente 1 a 4. Esta diferencia está dada por las diferentes características metabólicas e histológicas entre las fibras lentas y rápidas. Los objetivos específicos requieren programas específicos.

¿Qué eficacia tiene la electroestimulación muscular?

La electroestimulación es un método de entrenamiento extremadamente eficaz para aumentar el rendimiento muscular. Con un uso regular de 2 o 3 veces a la semana, a lo largo de una decena de sesiones, es posible notar un aumento de la resistencia muscular o de la fuerza en función de los programas que se utilicen.

Cuándo no utilizar el electroestimulador

La electroestimulación muscular es eficaz tanto en el entrenamiento como en las fases de rehabilitación. Las principales limitaciones de uso, especialmente sin supervisión profesional, son las siguientes:

• Estado inflamatorio agudo
• Embarazo
• En presencia de marcapasos
• En personas con problemas cardíacos
• En personas epilépticas
• En presencia de neoplasias declaradas
• En presencia de flebitis
• En lesiones cutáneas
• Con fiebre

Integración de la electroestimulación con el entrenamiento tradicional

La electroestimulación, por su naturaleza, actúa selectivamente a nivel muscular, sin afectar a los parámetros sistémicos.

El entrenamiento tradicional actúa de manera importante a nivel sistémico y metabólico, apoyando la acción mecánica de la musculatura, que también se puede entrenar de manera eficaz con la electroestimulación. Por lo tanto, para optimizar las mejoras inducidas a nivel muscular, también a nivel sistémico, puede resultar eficaz una integración entre ambos métodos, aunque no siempre sea necesaria.

Por este motivo, para obtener la máxima satisfacción y personalización del entrenamiento, te recomendamos que confíes en un profesional.

 

Como hemos visto, la electroterapia se presta como un excelente aliado de los deportistas. Pero no solo esto, también tiene un papel importante en la rehabilitación muscular, en el tratamiento del dolor (TENS) y en el tratamiento de afecciones específicas, como la incontinencia, la hiperhidrosis (iontoforesis) y la denervación.
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