La cefalea es un dolor localizado dentro de la cabeza o en la parte superior del cuello y no es más que el término médico usado para indicar el dolor de cabeza común.
Es posible identificar tres categorías:
- Cefaleas primarias
- Cefaleas secundarias: son los síntomas de otras patologías
- Neuralgias craneales, dolores faciales y otras cefaleas: son dolores que ocurren después de la inflamación de los nervios craneales o cervicales
Las cefaleas son enfermedades para las cuales no siempre es posible establecer la causa raíz, también porque a menudo no hay solo una.
Muchas veces son la consecuencia de una predisposición genética asociada con desencadenantes y causas internas del cuerpo.
Casi siempre están vinculados a un estilo de vida desequilibrado, reacciones hormonales o factores ambientales.
Las cefaleas primarias son el tipo de dolor de cabeza más común.
Entre estos, los más famosos son la cefalea por tensión, la migraña y la cefalea en racimo.
La cefalea tensional también conocida en el pasado como dolor de cabeza por tensión muscular, es la forma más común de dolor de cabeza.
En este caso, el dolor de cabeza se origina en el área de la nuca o las sienes y la frente.
Se manifiesta como un dolor persistente en la nuca después de la contracción continua e involuntaria de los músculos del cuello y los hombros.
En las formas más leves, generalmente está vinculado a situaciones de estrés, ansiedad o depresión, pero también afecta a las personas que mantienen una postura incorrecta cuando están sentados.
Además, se ha encontrado que afecta a las mujeres en la mayoría de los casos.
Según el número de episodios, este tipo de cefalea puede clasificarse como poco frecuente (menos de 1 ataque por mes), frecuente o crónica (más de 15 días por mes).
Pero también la duración de cada crisis es muy variable y puede durar horas, días o incluso meses y años en el caso de cefalea crónica tensional.
Otra forma generalizada entre las cefaleas primarias es la migraña, también conocida como cefalea vasomotora.
Afecta a las mujeres en particular, pero en algunos casos incluso a los niños.
El dolor es más intenso que en casos de dolor de cefalea tensional y se presenta de manera recurrente con una frecuencia que varía de un individuo a otro.
Las causas aún son desconocidas, pero entre los factores de riesgo podemos mencionar los desequilibrios hormonales, algunos alimentos como el queso y el chocolate, las causas ambientales, el tabaquismo, el alcohol y la falta de sueño.
Entre los síntomas de este tipo de dolor de cabeza, se han identificado náuseas, vómitos, fotofobia, fonofobia y osmofobia (es decir, sensibilidad a la luz, sonidos y olores, respectivamente).
La cefalea en racimo (a veces conocido como migraña en racimo) es el dolor de cabeza más grave pero menos generalizado.
Es un dolor de cabeza punzante que se manifiesta con un dolor intenso e insoportable en un lado de la cabeza, con ataques frecuentes y cercanos.
A diferencia de la migraña, la cefalea en racimos no trae consigo episodios de náuseas y vómitos, sino otros síntomas como ojos llorosos, párpados inferiores, rinorrea y congestión nasal.
Por lo tanto, es normal que los dolores de cabeza estén acompañados de molestias oculares.
A diferencia de otras formas de dolor de cabeza que afectan principalmente a las mujeres, los dolores de cabeza en racimo afectan principalmente a hombres y fumadores.
Incluso en este caso, las causas no están claras, pero algunos factores de riesgo son el jet lag, el estrés, los cambios en los ritmos de sueño, el tabaquismo y el abuso de bebidas alcohólicas.
Otra forma de dolor de cabeza es oftálmica.
Su principal característica es que se acompaña de problemas visuales y neurológicos.
También se ha observado que esta enfermedad se ve favorecida por la presencia de defectos visuales, como la miopía o el astigmatismo, y que las personas más afectadas son mujeres menores de 40 años.
En los siguientes párrafos veremos con más detalle las causas y los síntomas de la cefalea oftálmica.
Un tipo más raro de cefalea es el punzante, caracterizada por un dolor generalizado y una duración corta.
Los síntomas
Veamos ahora los síntomas de la cefalea, distinguiendo entre sus diferentes formas.
Los síntomas de la cefalea músculo tensional se manifiestan con un dolor leve o moderado pero persistente.
Este tipo de cefalea continua se origina en la región frontal u occipital, o en la nuca, y se extiende por toda la cabeza.
El fuerte dolor de cabeza es, por el contrario, uno de los síntomas de la migraña.
Esto se caracteriza por ataques recurrentes de dolor de cabeza y, en algunos casos, frecuentes que se producen casi todos los días.
Estos dolores de cabeza continuos pueden ir acompañados de náuseas y vómitos, así como fotofobia (es decir, sensibilidad a la luz).
El dolor en la cabeza en casos de cefalea en racimo, por otro lado, se concentra en un lado de la cabeza pero es muy intenso y pulsátil.
Los síntomas de la cefalea oftálmica están principalmente relacionados con la vista:
- Fotofobia
- Aumento de lagrimeo
- Visión de manchas
- Pérdida parcial y temporal de la vista
Sin embargo, todos estos síntomas son reversibles y ocurren durante unos pocos minutos (generalmente no más de media hora).
Las causas
Las causas del dolor de cabeza dependen de su forma.
La cefalea tensional puede estar vinculado al estrés, la ansiedad y la depresión, así como a la postura incorrecta.
Las causas de la migraña, por otro lado, aún se desconocen, pero el trastorno tiene orígenes neurovasculares.
Ciertos factores de riesgo incluyen desequilibrios hormonales, ciertos alimentos como el queso y el chocolate, pero también fumar, el alcohol y la falta de sueño.
Las causas de cefalea en racimo tampoco están claras.
Algunos factores de riesgo son el jet lag, el estrés, los cambios en los ritmos de sueño, el tabaquismo y el abuso de bebidas alcohólicas.
En lo que respecta a la cefalea oftálmica, las causas pueden ser genéticas, vasculares o vinculadas a patologías visuales ya presentes en el individuo.
El diagnóstico
Tanto en el caso de la migraña como en el de la tensión y la cefalea en racimos, el diagnóstico comienza con la descripción de los síntomas por parte del paciente.
En particular, la anamnesis recopila información sobre la localización, la intensidad, la frecuencia y la duración del dolor, la modalidad de aparición y la concomitancia con episodios de náuseas, vómitos, fotofobia y fonofobia.
En los casos de migraña, el médico también investiga las causas a través de un examen físico. Esto incluye la medición de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, el examen de los músculos cervicales y la articulación temporomandibular y también la verificación de la presencia de anomalías respiratorias, fiebre, náuseas y vómitos.
En todos los casos, es útil que el paciente se someta a algunas pruebas de diagnóstico para excluir otras causas de dolor de cabeza y la presencia de patologías más graves.
Este estas:
- La tomografía computarizada (TAC), un examen radiológico que, gracias a una técnica computarizada, puede reconstruir el contenido de la cabeza.
- La resonancia magnética, un examen aún más preciso que la TAC pero basado en campos magnéticos
- La Angio-CT y angio-MRI, que, aunque son similares a la TAC y a la resonancia magnética, muestran de manera selectiva las arterias y venas del cerebro
- La punción lumbar (también llamada raquicentesis), un examen invasivo que permite obtener una cantidad muy pequeña de líquido cefalorraquídeo.
- El electroencefalograma (en particular en edad pediátrica), que detecta la actividad eléctrica normal del cerebro
- Los análisis de sangre
- La radiografía de la columna vertebral
Las terapias
Para cada tipo de dolor de cabeza es posible distinguir entre terapia preventiva y terapia sintomática.
LA TERAPIA PREVENTIVA
En los casos de cefalea tensional, la terapia preventiva consiste principalmente en respetar los ritmos del sueño y la vigilia, evitar todas las situaciones que pueden generar ansiedad o estrés y practicar la actividad física regular, evitando esfuerzos excesivos.
Para la prevención de la migraña es posible tomar fármacos, incluso a diario, como los antidepresivos, los antiepilépticos y los que se usan tradicionalmente para tratar la hipertensión.
Algunos estudios afirman que incluso la vitamina B12 y el magnesio pueden ayudar a prevenir la migraña, pero la evidencia científica todavía es limitada.
Incluso en el caso de cefalea en racimo, es posible tomar medicamentos para la prevención, pero siempre es necesario contar con la prescripción de su médico, ya que pueden causar efectos secundarios.
LA TERAPIA SINTOMÁTICA
Para combatir los episodios de cefalea tensional y migraña, se suelen administrar fármacos analgésicos, como el paracetamol, y antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno. Por el contrario, los opioides y los barbitúricos no se recomiendan por sus posibles efectos secundarios.
Es importante reducir el tratamiento farmacológico durante el embarazo y la lactancia.
En el caso de sujetos que sufren cefalea en racimo, los analgésicos no son efectivos porque los ataques pueden terminar antes de que el medicamento haga efecto.
Para esto, generalmente se administran medicamentos que pueden actuar en los primeros 10 minutos, o los sujetos pueden usar una máscara para inhalar oxígeno puro durante aproximadamente 15 minutos.
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